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lunes, 19 de diciembre de 2005

Piedad tardía.

No puedo dejar
atrás en el camino,
esas huellas que miré por siempre en mi cabeza..,
que eran fruto de dolor y el parir del amor...

Si pudiera retroceder,
y recortar esta historia escrita por la derecha...
me equivoqué al timbrar mi mano
en el contrato que decía -separar caminos-,
contruímos nuevos destinos...
Pagué con sangre,
un error que parecía arena de un grano...

Llévame hacia donde
no existan límites de expresión,
dibujo un trazo sobre mi vida,
queriendo encontrar la tuya...
más solo encuentro agua
donde solo hubo un eterno desierto cabal,
queriendo compartir rastros de una nube
albergada en el mar...

Tírame viento con el combustible del aire,
y házme despertar de esta eterna agonía sin agua,
no puedo respirar sin tus gotas de amor.

No puedo vivir sin alfileres de dolor..
me tapas un ojo, me sacas carne,
me cortas las manos..,
me cubres los pies,
No me duermas aún...
quiero un último deseo,
no amarres mi amor..
deja suelto al perro...
No te molestará tanto como lo hacía yo...
Es fiel con tu corazón,
aunque sea míralo de reojo y cuando puedas, abrázalo con el crespón...

No vivas.

Mátame, no tengo dicha
no tengo sentir..
Soy una rama que el viento alberga
y la muerte aún no llega..

Mátame, como si fuera una hoja,
trémula que solo abarca un piso...
aplástame hasta que quede sin alma...
Dame aire sin suspiros...
Dame amor con mesura...
Nunca recibo secretos ni siquiera
rumores con correas al oído,
soy como una nube cubriendo un sol
que nunca existió...

Esa gota que en invierno nunca
me cubrió..,
pero empapó mi voz sin cesar jamás ya..
Soy como palabras sin labios...
Y labios sin palabras...
Quisiera no tener boca..
ni acento ni voz,
para poder no llamarte,
muerte. Amada mía,
¿cuando vendrás por mi?

Vivo cubierta en este cielo que sola parece empañar
estos vestigios reprimentes de sínica maldad.

Otra canción de desamor.

Hoy quiero confesar,
pecados que boté a la basura...
En los que me afirmé varios años...
y de los cuales hoy,
saldrán de mis poros...
callándose en el tiempo.

Quiero confesar,
arrodillada a tu lado,
que ya jamás nunca
dejaré busear la tristeza
en mis labios...
Ni que la melancolía
le tomaré la mano...

Atraparé en tus brazos,
la cruel felicidad,
que te atrapa y no te deja
por un rato...
La que te hace cariño al despertar
cuando en tu lecho sientes a otra...

La que por yertas tribulaciones,
sacrifica su alma en tu compañía...
La que yo no quise alzar y alcanzar
cuando pude matarla con no-mesura
entre mis congojas manos...

No creo darle importancia,
si es que mueres con otra...
Flotaré encima de sus nombres,
queriendo acuchillar el amor
entre sus cuerpso ya manchados..,
alucinando ser poeta entre
estas prosas incompletas...

Tendré el valor y mis trémulos pies,
que solo quieren llegar a casa para
repetir el viviente morir después..
Tentar mis manos y conducirlas
por oscuros caminos de sangre y dolor..,
hacerlas sentir mi desamor...
como cuando separo las líneas
del destino con las del amor...

Repito la comida de la congoja aún,
no alcanzo a ver el olmo que hay arriba de mi cabeza...
pues ahora solo puedo señalar
a mis pies con mi cabeza...
Una sensación a ardor en el alma,
una espina en el corazón.