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sábado, 14 de enero de 2006

Agonizo.

El crespón adorna
mis brazos..
Y tremulamente
mis manos se empapan,
mi alma llora,
derrama lágrimas de sangre
y mi corazón grita de dolor...

El cilicio
de mi vida proclama despechado,
libérame.. de este marchito cuerpo,
inútil, déjame ser libre...
¡Condenada siempre estarás
a la averca que adorna
tu inexistencia!...

Y yerta en la ribera
me encuentran...
Agoniza mi alma,
se marcha...
No siento ya los dedos
ni los pies... ¿Será
porque he volado, porque
soy libre por primera vez?

Una vela se enciende
hender en mi camino,
y lleno de dulces pequeñitos,
el cielo trasegado ilumina,
alcemos las manos, una copa de vino
porque el martirio por fin ha vencido...